Paralelo 45º 25´N
Paco Mesa/Lola Marazuela
“História em quadrinhos” es una de las expresiones en lengua portuguesa que sirven para denominar la historieta, al cómic. Los relatos de los once proyectos individuales de la Feria de Lisboa, tal vez queden plasmados de manera fiel bajo esta imagen. En cada habitación un discurso, y a vista de pájaro, páginas sueltas que conforman un libro abierto de perspectivas y fórmulas referentes a la utilización del espacio narrativo, literario y teatral.
En la selección de artistas españoles desde los años setenta hasta hoy en día, la ficción parece ser la herramienta común que denota la obsesiva creación de nuevas realidades. Para vivir en el mundo hay que fundarlo, decía Deleuze, y qué mejor manera de vivir si no es a través de una ilusión de secuencias imaginadas. La narratividad entendida como refugio y desengaño de la realidad cotidiana, resurge con la puesta en escena de fábulas, cuentos e historietas sobre el lienzo como escenario bidimensional. Funciones de teatro inertes, protagonistas de cuentos, imágenes sordomudas, aventuras coloreadas. Luces, Cámara, Acción (Hasta donde nos lleve el orden del relato) reúne series de novelas personales, como si el término storyboard pudiera significar algo más allá de la definición aproximada de “bosquejo de ideas e imágenes para trasladar a la pantalla u otra superficie”. Entendámoslo como un método antes que como una parte de un proceso de vital importancia en un sistema de representación visual del movimiento.
Las obras seleccionadas en esta Pequeña Historia de las historias posibles, nos invitan a visualizar una película animada por fantasías más o menos lineales. Guión gráfico o novela visual, lo que ocurre entre un “quadrinho” y el siguiente es el relato hablado; el silencio entre las imágenes representa la narración figurada por el espectador. Por ejemplo, el viaje a través del Paralelo 45º 25´N, obra de Paco Mesa y Lola Marazuela, está presente en la exposición por medio de capturas parciales, fotografías de paisajes en los que aparece una placa amarilla que marca cada 100 km. recorridos de su vuelta al mundo sobre una línea invisible. El relato se encuentra en todos esos 99 km. intermedios situados entre las 120 placas erguidas hasta el momento.
La vocación primera del relato es mantener la pausa o el abismo de una imagen a la siguiente. Guillermo Pérez Villalta, Curro González, Juan Zamora o Alejandra Freymann, muestran proyectos que se construyen como ilustraciones literarias o leyendas figurativas que callan en el espacio entre bastidores. Introducción, nudo y desenlace elaborado a partir de un eje central, es el caso de la micronovela de José Luis Serzo: “Diálogo de dos ratas que narran la insólita y reveladora historia de Pietro Ferro”. También la serie de Simon Zabell consiste en tres pinturas que interpretan el silencio anterior a la escucha de una pieza de Stockhausen, Kavierkonzert IX, la audición y el silencio final.
Pizarras de tela donde evoluciona el carácter de una historia entre mil, y la disposición de los acontecimientos toma como punto de referencia al lector de las imágenes. Dibujo, pintura, escultura o collages, no importa el cómo sino la relación entre los saltos de una imagen a otra, todas las representaciones coaguladas en el lector, observador en silencio. Cuando existe una historia particular, el soporte desaparece por arte de magia. Donde se cruza una escenografía y un guión, la pintura relata el acto de animar las formas calladas. “Un poco más allá del silencio que acecha al mundo” recuerda el comisario citando a Edmond Jabès. Mudo lugar donde los relatos descansan para desperezarse días tras día hasta el infinito. (ABC, El Cultural)