sábado, 6 de diciembre de 2008

Cine sin actores. Clemens Von Wedemeyer presenta



          Rien du tout, Clemens von Wedemeyer, Maya Schweizer, Deutschland/Frankreich 2006
Preis für den besten Beitrag des Deutschen Wettbewerbs, 52. Kurzfilmtage


  Filmar el territorio extraoficial del cine tal vez descarta la propia película. Improvisaciones, basckstages, detalles de última hora, la obra de Clemens von Wedemeyer (Göttingen, Alemania, 1974) inmoviliza la verdad anterior, el tiempo que precede y rodea la obra definitiva. Desde los comienzos en la escuela de Bellas Artes en Leipzig -98/02- su trabajo ha girado en torno a la ficción del teatro y la verdad del cine documental. La antigua polémica que Wedemeyer presenta en sus cortometrajes, tal vez gire sobre la necesidad de interrogar el estado actual de la dirección de actores y la interpretación cinematográfica.
  En la entrevista realizada con motivo de su participación en Skulpture Projekte –Münster 07- Clemens von Wedemeyer subraya la importancia de trabajar con toda clase de personas durante la creación de sus videos. Sus obras representan el ejemplo ideal para abrir el debate sobre un nuevo sentido dramático: el guión ocupa un espacio cada vez menor cuando se utiliza la cámara como herramienta primera de registro, sin estar condicionada por completo. El esquema heredado del teatro, la fidelidad de los actores a un guión, es el primer paso en la mayoría de las producciones actuales, salvo aquellas donde la cámara funciona como lápiz y el cine se aleja de su lastre escénico.
  La partitura se escribe con imágenes. No hay dirección de actores en Occupation -filmada en el 2002-, los extras se sitúan en un rectángulo de césped y gesticulan desorientados por las confusas instrucciones del director. Es de noche y el equipo de filmación lo forman actores sosteniendo micros, cables y luces, solucionando problemas técnicos. Los extras desconocen que ya están dentro del film. El espectador de Occupation se recrea en el espacio escondido por lo común a los ojos del público: la interacción entre el equipo de filmación y los extras confundidos. Los cortometrajes de Wedemeyer congelan el tiempo que rodea al film, castings, momentos anteriores al rodaje, actores suspendidos por una función que no comienza.
  En ocasiones, los protagonistas en las obras de Wedemeyer carecen de preparación escénica o incluyen actores esperando el momento de subir al escenario. Tal vez sea el modo definitivo de fulminar o reflexionar sobre la función de los métodos interpretativos vigentes en el cine del siglo pasado. Llevar a la gran pantalla personas que no actúan paraliza el método Stanislavski, su versión norteamericana del Actor’s studio, o recursos como el de Woody Allen de ofrecer a los actores sólo su parte del guión para que desconozcan el sentido total de la obra. Rien du tout, realizada con Maya Schweizer, consiste en el casting en un barrio de los suburbios de París para Catastrophe, una pieza de teatro de Samuel Beckett. Las horas de selección ya son la película. Sin dirección de actores no parece posible hablar de actuación; el simple hecho de pertenecer a la imagen en movimiento no implica la interpretación de personajes. No existen si nadie actúa; la representación brilla por su ausencia cuando se documenta un cuerpo borrado de diálogos escritos o actitudes señalizadas.
  La teatralidad continúa representando una traba para el cine contemporáneo. Cine sobre cine, en el año 2000, Lars Von Trier propone a Jørgen Leth realizar cinco variaciones de su cortometraje de 1967, El ser humano perfecto. Parece un sentido documental compartido por Wedemeyer en sus remakes, como el de Big Business -2002-, donde versiona un clásico de Laurel & Hardy utilizando como actores a presos de una cárcel alemana. Su obra Metropolis trata sobre la posibilidad de trasladar el film de Fritz Lang a otra civilización, Wedemeyer llega a Shangai y le declara a un trabajador nativo el objeto de su viaje: “Venimos a buscar exteriores para una película, hablar con obreros y arquitectos, guionistas y novelistas. Investigar si puede resituarse toda la película aquí”. La plantilla está compuesta por obreros hablando sobre sus experiencias laborales.
  Cuando los actores no representan personajes y el Making of es suficiente, el cine avanza en una dirección donde parece surgir una identidad mixta a camino entre el documental y el videoarte. El rodaje muestra una realidad cinematográfica independiente, como se aprecia en el Making of de Occupation y el de Big Business. Making of Occupation dura dos minutos más que Occupation, he aquí un paréntesis abierto para reflexionar sobre el objeto del cine como fuera de campo plegado sobre la pantalla. Quizá la magia de las obras de Wedemeyer consiste en cuestionar la función del arte dramático en el cine. A través de la realidad documental del rodaje queda en suspenso la pertinencia de la obra final, el Making of depende de sí mismo y los actores que no actúan, los presos o los obreros refrescan la pantalla y dislocan la costumbre del público a recibir cine interpretado. En el trabajo de Clemens von Wedemeyer la espera es la dirección de los acontecimientos. (ABC, El Cultural)

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